Jesús envía a los
apóstoles a proclamar que el reino de Dios está cerca, y les dice: Curen a los
enfermos. Nuestro Señor mostró siempre su infinita compasión por los enfermos;
hizo que los ciegos recobrasen la vista, que los cojos anduviesen, curó a los leprosos.
Por eso quiso que los discípulos le imitemos con una compasión eficaz hacia
quienes sufren en la enfermedad y en el dolor. En los enfermos vemos al Señor,
que dijo: lo que hicistes por uno de estos enfermos, por mi lo hicistes.
Entre las atenciones que
debemos tener con los enfermos está el acompañarlos, visitarlos con la
frecuencia oportuna, procurar que la enfermedad no los desanime, ayudarlos a
que ofrezcan y santifiquen el dolor, procurar que reciban los sacramentos.
La tarea que Jesús
encomienda a sus apóstoles es que anuncien el advenimiento del Reino de Dios.
Los discípulos de Jesús no deben preocuparse por la falta de bienes materiales,
ni de medios humanos. Lo que falte, Dios lo proveerá en la medida de las
necesidades. Jesús dice: No lleven oro ni plata.
Los sucesores de los
apóstoles son los obispos y los sacerdotes, que tienen la tarea específica de
difundir el Reino de Dios en la tierra. Pero toda la Iglesia es apostólica.
Todos los miembros de la
Iglesia , aunque de diferentes maneras, tenemos parte de este
envío de Jesús a proclamar su Reino. Por definición, se llama apostolado a toda
actividad de los cristianos que tiende a propagar el Reino de Cristo en el
mundo.
Jesús es la fuente y el
origen del apostolado de la
Iglesia. Por esta razón, la fecundidad y eficacia de la tarea
apostólica , tanto la de los sacerdotes, como la nuestra, la de los laicos,
depende fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
En el mismo Evangelio,
Jesús nos habla también de la paz. Sin
lugar a ninguna duda, el apóstol que no trae la paz, no puede ser considerado
apóstol de Cristo. Jesús envía a los
apóstoles a proclamar que el reino de Dios está cerca, y les dice: Curen a los
enfermos. Nuestro Señor mostró siempre su infinita compasión por los enfermos;
hizo que los ciegos recobrasen la vista, que los cojos anduviesen, curó a los leprosos.
Por eso quiso que los discípulos le imitemos con una compasión eficaz hacia
quienes sufren en la enfermedad y en el dolor. En los enfermos vemos al Señor,
que dijo: lo que hicistes por uno de estos enfermos, por mi lo hicistes.
Entre las atenciones que
debemos tener con los enfermos está el acompañarlos, visitarlos con la
frecuencia oportuna, procurar que la enfermedad no los desanime, ayudarlos a
que ofrezcan y santifiquen el dolor, procurar que reciban los sacramentos.
La tarea que Jesús
encomienda a sus apóstoles es que anuncien el advenimiento del Reino de Dios.
Los discípulos de Jesús no deben preocuparse por la falta de bienes materiales,
ni de medios humanos. Lo que falte, Dios lo proveerá en la medida de las
necesidades. Jesús dice: No lleven oro ni plata.
Los sucesores de los
apóstoles son los obispos y los sacerdotes, que tienen la tarea específica de
difundir el Reino de Dios en la tierra. Pero toda la Iglesia es apostólica.
Todos los miembros de la
Iglesia , aunque de diferentes maneras, tenemos parte de este
envío de Jesús a proclamar su Reino. Por definición, se llama apostolado a toda
actividad de los cristianos que tiende a propagar el Reino de Cristo en el
mundo.
Jesús es la fuente y el
origen del apostolado de la
Iglesia. Por esta razón, la fecundidad y eficacia de la tarea
apostólica , tanto la de los sacerdotes, como la nuestra, la de los laicos,
depende fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
En el mismo Evangelio,
Jesús nos habla también de la paz. Sin
lugar a ninguna duda, el apóstol que no trae la paz, no puede ser considerado
apóstol de Cristo.
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