Las últimas precipitaciones con fuertes lluvias, registradas en la zona norte del estado Anzoátegui, conformada por los municipios Bolívar (Barcelona), Sotillo (Puerto La Cruz), Urbaneja (Lechería) y Guanta, causaron estragos e inundado calles y avenidas. Las aguas también anegaron varias viviendas. En este primer Domingo de Adviento, pensando a este acontecimiento trágico y miedoso, me llegó a la memoria un episodio leído en un periódico: John F. Kennedy, solía terminar los discursos de su campaña en 1960 contando la historia de un famoso coronel Davenport. Este personaje, en 1789, durante una jornada de trabajo de la Asociación de Representantes de Connecticut, fue interrumpido por una terrible tempestad que causó gran revuelo entre los asistentes. Los relámpagos, los truenos y la fuerza de los vientos que golpeaban la casa, hicieron pensar a todos que había llegado el juicio final. Los presentes pidieron a Davenport que se suspendiera la sesión porque el recinto había quedado en una completa penumbra, imposibilitando el trabajo. El coronel Davenport se puso en pie y dijo: “Señores, el día del juicio final puede estar cerca o puede tardar todavía muchos años, nadie lo sabe... Si no está cerca, no tenemos por qué preocuparnos; el chaparrón pasará y seguiremos tranquilos. Pero si el juicio final está muy cerca, yo prefiero que me encuentre cumpliendo mi deber. Por tanto, pido el favor que traigan las velas que sean necesarias para alumbrar el salón”. Inmediatamente, trajeron suficientes velas y la sesión continuó sin problemas.
Por eso, la recomendación característica de este tiempo de Adviento, con el cual comenzamos el ciclo litúrgico de Mateo (A), es mantenerse despiertos y atentos, cumpliendo nuestro deber como cristianos y ciudadanos.
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