¿Se imaginan cómo
será el futuro de la actual generación de padres e hijos? (Articolo de Francisco)
En muchos
países, nunca ha habido una generación que haya tenido más medios disponibles,
para adquirir una mejor calidad de vida y triunfar individual y colectivamente.
No voy a
describir una visión pesimista del futuro, solamente una realidad que poco a poco
va tomando cuerpo, debido a las circunstancias actuales de la dejadez en la
educación familiar, y de la falta de práctica y enseñanza de las virtudes y
valores humanos.
Según las
proyecciones estadísticas, los padres de esta generación, seremos en relación
con nuestros hijos:
·
Las primeras generaciones decididas a no repetir con los
hijos, los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores.
·
Los más débiles e inseguros que ha dado la historia,
aunque seamos los más dedicados y comprensivos, al esforzarnos en abolir los
abusos del pasado.
·
Los últimos hijos, regañados por los padres, y los
primeros padres, regañados por los hijos.
·
Los que intentamos ser, los padres que no tuvimos y
quisiéramos haber tenido.
·
Los últimos que tuvimos miedo a nuestros padres y los
primeros que tememos a nuestros hijos.
·
Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y
los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.
·
Los últimos que respetamos a nuestros padres y los
primeros que aceptamos, que nuestros hijos no nos respeten.
Los hijos de esta
generación serán, en comparación con sus padres:
·
Los más beligerantes y poderosos, que nunca existieron
contra sus padres.
·
Los que debido al excesivo consumismo, no habrán ahorrado
lo suficiente para mantenerse durante su jubilación.
·
Los que económicamente han vivido de sus padres y después
tendrán que vivir de sus hijos.
·
Los que más tiempo se quedaran a vivir en casa y a costa
de sus padres, incluso aunque se hayan casado.
·
Los que no tendrán ningún respeto por sus padres, pero
también perderán el respeto debido por sus hijos.
·
Los que nunca creerán que viven peor, que han vivido sus
padres y seguirán sin hacer nada para educarse, a pesar de que tengan todos los
medios a su alcance.
·
Los que perderán el control de sus familias, que irán a
la deriva, al no tener objetivos, ni destino.
·
Los que serán más pobres que los padres.
·
Los que serán testigos y participes del aumento de la
brecha, entre los educados y los no educados.
·
Los que, si estudian obteniendo préstamos financieros,
más tiempo estarán endeudados y más porcentaje de sus salarios, tendrán que
destinar para amortizarlos.
·
Los que si no estudian muy fuerte, serán la categoría
social de perdedores, sujetos siempre al salario mínimo.
·
Los que tardarán más años en poder independizarse
económicamente, sin depender de las ayudas familiares o sociales.
·
Los que tendrán menos posibilidades de disfrutar, los
avances técnicos de la sociedad, los cuales se quedarán solamente para unos
cuantos.
·
Los que tendrán menos posibilidades de poder elegir y
obtener el trabajo razonable que les guste o para el que se hayan preparado.
·
Los que tendrán menos salud y estarán más obesos y peor
nutridos.
·
Los que tendrán una esperanza de vida más corta.
Son los hijos
quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal, que les
respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de
vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.
La solución es bien
sencilla, para las familias que quieran revertir esta tendencia. Educarse y educar más y mejor. Siempre
habrá familias que no lo quieran hacer y esas serán, las que engrosen las
mencionadas estadísticas de fracasados.

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