Título

Nuestra Señora del Carmen

Padre Angelo Ferraro

martes, 20 de agosto de 2013

GUERRA CIVIL EN EGIPTO: FE Y VIOLENCIA SON INCOMPATIBLES.

ROMA, 20 de agosto de 2013 – En pocos días muchas decenas de iglesias, conventos y viviendas de cristianos en Egipto fueron tomadas por asalto o incendiadas. Una tragedia dentro de la tragedia, luego del golpe de Estado que ha precipitado a la nación del Nilo en una guerra civil con centenares, si no miles, de víctimas.
Pero al informar sobre los numerosos pedidos para que cese la violencia, "L'Osservatore Romano" del 18 agosto no pudo registrar entre estas invocaciones ni siquiera una que proviniese del mundo musulmán.
No sorprende este silencio público de los guías espirituales islámicos, que acompaña casi todo acto de violencia política que ve en acción a los musulmanes, en una o en otra región del globo.
Es un silencio que se explica solamente por cálculos oportunistas, o por el temor a represalias. Ni por el solo hecho que hoy en Egipto el desencuentro mayor es entre facciones musulmanes enfrentadas, convencidas ambas que los preceptos del Islam se hacen realidad con la fuerza: porque no sólo los Hermanos Musulmanes del depuesto presidente Mohamed Morsi tienen una concepción de la lucha política como jihad, como guerra santa, sino que la tiene también su adversario Abdel Fattah Al Sisi, el general colocado por el mismo Morsi a la cabeza de las fuerzas armadas, porque era considerado el más fiel islámico de todos.
Para comprender la raíz última del silencio de los guías espirituales musulmanes frente a la explosión de la violencia islámicamente inspirada sólo se necesita hacer algo simple: basta releer la parte inicial de la exposición efectuada por Benedicto XVI el 2 de setiembre de 2006 en el aula magna de la universidad de Ratisbona.
Las acciones agresivas con las que hombres y grupos musulmanes reaccionaron ante esa exposición fueron la trágica confirmación de la justicia de la tesis expuesta por el papa Joseph Ratzinger. Según él, la violencia asociada a la fe es el inevitable producto del frágil vínculo entre fe y razón en la doctrina musulmán.
Antes de Benedicto XVI, ningún Papa había tenido jamás la claridad de visión y la valentía de expresar un juicio tan nítido sobre el Islam, ni de formular con tal rigor la diferencia entre el Islam y el cristianismo.
Dentro de la Iglesia Católica, Benedicto XVI fue muy criticado por haberse atrevido a tanto. Se lo acusó de haber destruido el "diálogo" con el mundo musulmán.
En realidad, apenas dos meses después de Ratisbona, el papa Ratzinger se recogió en silenciosa oración en la Mezquita Azul de Estambul. Pudo cumplir ese gesto – de otro modo incomprensible – justamente por haber dicho claramente cuál era su pensamiento a este respecto.
Y precisamente a partir de la exposición de Ratisbona tomó vida ese brote de diálogo islámico-cristiano que se expresó en la “carta de los 138 sabios”, escrita al Papa por exponentes musulmanes de distintas orientaciones.
No sólo eso. Siempre en ese otoño del 2006, durante su viaje a Turquía, Benedicto XVI dijo claramente al mundo musulmán que éste enfrentaba el mismo desafío que el cristianismo ya había afrontado y superado exitosamente: el de “acoger las auténticas conquistas del Iluminismo, los derechos del hombre y especialmente la libertad de la fe y de su ejercicio”.
También en este caso ningún Papa había avanzado tanto, antes de Benedicto XVI. Ni tampoco después, hasta hoy.
A la guerra civil que está incendiando Egipto el papa Francisco le ha dedicado estas palabras, luego del Angelus del día de la Asunción de la Virgen:
"Lamentablemente, llegan noticias dolorosas de Egipto. Deseo asegurar mi oración para todas las víctimas y sus familias, para los heridos y para los que sufren. Recemos juntos por la paz, el diálogo y la reconciliación en esa querida tierra y en el mundo entero".
Tres días después, en el Angelus del domingo 18 de agosto, quizás aludió a esa situación:
"El Evangelio no autoriza en absoluto el uso de la fuerza para difundir la fe. Es precisamente lo contrario: la verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, lo que significa renunciar a toda violencia. Fe y violencia son incompatibles"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.