EL NATALICIO DEL LIBERTADOR: SIMÓN BOLIVAR.

En ocasión de los 228 años del natalicio de Simón Bolívar un periodista italiano escribió un breve artículo, dando testimonio de un hombre con virtudes y flaquezas. Importante porque Flijoo de Teodosio exagerando se permitió decir que “Bolívar fue tan grande que todo elogio le viene corto”.
Dicen que no tomaba licores fuertes, ni siquiera degustaba el acostumbrado vino en el almuerzo. Solo en ocasiones extraordinarias se permitió ingerir una o dos copitas de champaña. El famoso episodio de la camisa rasgada, prenda que vistió en su entierro, también da cuenta de su desprendimiento.
Hay que decir pero que no era un santo. Su carácter fue tildado de explosivo. Después de quedar huérfano de padre e madre, Simón Bolívar quedó a cargo de su abuelo Feliciano Palacios. Sus hermanas, tíos y algunas negras esclavas intentaron compensar la falta de cariño. “Insoportable pareció desde su tierna edad el niño…obedecía a sus instintos y caprichos. Se burlaba de todo, haciendo todo lo contrario a cuanto se le aconsejaba”, señala Arístides Rojas en Leyendas históricas de Venezuela.Pese a su heroico protagonismo en la independencia de varios países del continente, Bolívar nunca pudo desprenderse de la melancolía, según estudios que se han hecho sobre su carácter. Ese sentimiento se habría afianzado en sus últimos años de vida debido al repudio de la oligarquía y las traiciones. No andaba equivocado el poeta cuando escribió: ”El mundo es un carnaval con careta de traidor, quien no la lleva en la cara, la lleva en el corazón”.
El quería vivir como FRAY LUIS DE LEÓN: ni envidioso, ni envidiado. Era solo un decir, pues él con su gran inteligencia no podía ignorar que todo árbol que hace sombra hay que podarlo.
Pedí muchas a muchos, pero llegaron pocas de pocos.
Pensamiento póstumo del gran Libertador que es válido todavía hoy: “Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.