Como Confesor de Padre Enrique Ovies – perdón de Mons. Enrique Ovies- y como el más anciano entre los sacerdotes aquí presentes, tengo el derecho de palabra en esta oportunidad.
He leído en estos días que Felipe Gonzáles, ex primer Ministro de España, recordó en una entrevista un cuento sobre un juez “de su pueblo”. El juez tenía poco tiempo para atender una causa, y decidió que el litigio lo ganaría aquel que usara menos palabras para plantear su caso. El primer litigante usó solo dos: “justicia, señor”. Parecía invencible. Pero cuanto le tocó el turno al otro, sólo dijo: “Amén”, una voz hebrea que significa “ciertamente” y ganó la causa.
Yo seré breve, conciso, compendioso, como el litigante ganador; con más palabras, por cierto.
Hay una afirmación impactante de Jesús en el Evangelio de San Lucas, capitulo 8, versículo 8: “PERO CUANDO VENGA EL HIJO DEL HOMBRE –un titulo de Jesús eminentemente mesiánico- ¿ENCONTRARÁ FE SOBRE
Yo puedo atestiguar, sin prestarme a error, que Mons. Ovies es un hombre de fe, religiosa por supuesto, que es encuentro personal con Dios. Una fe firme, sin titubeos, del “si, si, no, no”, autentica. No es un tópico el decir que corren tiempos difíciles para la fe. Fe, palabra muy corta en letras, pero muy larga de significado y alcance
Y entonces hasta que hay unos, cientos, miles de Mons. Ovies, Cristo puede volver alegremente a este mundo, no solo al final de los tiempos, sino todos los días, en nuestro andar.
Por eso, Enrique, ilumina con tu fe nuestra fe. Muchas gracias.

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