N.B.¿Qué opina de la opinión de Umberto Eco?
El Papa Benedicto XVI dice “no” al evolucionismo radical (31-10-2008). En otra ocasión que “la teoria de la evolución puede coexistir con la fe”. Un debate interesante.
Opinión de Umberto Eco
Recientemente el politólogo y editorialista del diario Il Corriere
della Sera, Giovanni Sartori, ha intervenido en términos filosóficos
en la cuestión de los embriones y del inicio de la vida,
citando ampliamente la posición denominada "creacionista" de Santo
'Tomás de Aquino. Se trata de una posición que algunos autores laicos
ya habíamos recordado (yo, por ejemplo, hablé al respecto en un
artículo de septiembre de 2000), pero que curiosamente nunca ha sido
retomada en los ambientes fundamentalistas católicos.
La posición de Tomás (que en el curso de los siglos la Iglesia nunca
ha negado expresamente, mientras que sí ha condenado la posición
opuesta de Tertuliano )es la siguiente: los vegetales tienen un alma
vegetativa, que en los animales es absorbida por el alma sensitiva,
mientras que en los seres humanos estas dos funciones son absorbidas
por el alma racional, que es la que hace que el hombre esté dotado
de inteligencia y lo constituye en persona como "sustancia individual
de una naturaleza racional”.
Tomás tiene una visión muy biológica de la formación del feto: Dios
introduce el alma sólo cuando el feto adquiere, gradualmente , prime~
ro el alma vegetativa y a continuación el alma sensitiva. Sólo entonces,
en un cuerpo ya formado, se crea el alma racional (Suma teológica,90.
El embrión tiene sólo alma sensitiva (Suma teológica 1,72, 3 y 1,
118,2). En la Suma contra los gentiles (11,89) se dice que la generación
es un proceso gradual, "a causa de las formas intermedias de las que
el feto está dotado desde el principio hasta su forma final”.
Y es por eso por lo que en el Suplemento a la Suma teológica(80, 4)
se lee esta afirmación que hoy suena revolucionaria: tras el Juicio Uni-
versal,cuando los cuerpos de los muertos resuciten para que nuestra
carne participe de la gloria celestial (momento en que ya, también
según San Agustín, volverán a vivir en la plenitud de una belleza y una
integridad adulta no sólo los que nacieron muertos sino también, en
forma humanamente perfecta, los engendras de la naturaleza, los
mutilados, los concebidos sin brazos o sin ojos), pues bien, en esa
"resurrección de la carne" no participarán los embriones, al no habérseles infundido todavía el alma racional y, por lo tanto, no ser "seres humanos”
Las reflexiones que nacen al respecto llevan a conclusiones curiosas.
Sabemos que durante mucho tiempo la misma Iglesia católica se
ha resistido a la teoría de la evolución, no tanto porque parecía estar en
contraste con el relato bíblico de los siete días de la creación (sobre esto
ya estaban de acuerdo los comentaristas antiguos: la Biblia habla
mediante metáforas y expresiones poéticas, y siete días podrían incluso
querer decir siete millones de años), sino porque anulaba el salto
radical, la diferencia milagrosa entre formas de vida pre-humanas y la
aparición del Hombre, porque anulaba la diferencia entre un mono,
que es animal, y un hombre que ha recibido un alma racional.
Paulatinamente, la Iglesia no digo que ha sostenido pero sí admitido
el darwinismo con tal de que se reconociera que, en la continuidad
de la cadena de la vida desde el primer organismo Unicelular hasta
Adán, se introducía una rotura, el momento en que a un ser vivo se le
otorga un alma inmortal. Sólo los fundamentalistas protestantes han.
seguido teniéndole horror a la hipótesis evolucionista
.
Conclusión: No estoy emitiendo juicios de valor sobre una cuestión
sin duda muy delicada. Estoy anotando una curiosidad histórico-cultural.
.
@TheNewYorkTImes2008-El Nacional.
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