Un Papa de lavar y planchar
Por Orlando Cadavid Correa
Si se convocara un concurso para elegir la mejor biografía del
papa Francisco –el gran renovador de la Iglesia católica que se convirtió a partir del 13 de marzo de 2013 (día de su elección) en un referente clave en el mundo cotidiano, los más posibles ganadores serían dos periodistas de larga trayectoria: el argentino Sergio Rubin y la italiana Francesca Ambrogetti.
Autores de ‘El Jesuita’, la historia del primer papa latinoamericano llegado a Roma desde las orillas del Río de La Plata, los expertos
invirtieron pacientemente dos años en charlas con el entonces cardenal bonaerense Jorge Mario Bergoglio Sívori, en las que acopiaron información fundamental para su obra, elogiada por
expertos vaticanistas.
El binomio reconoció que no fue fácil convencer al purpurado
de entonces para que accediera al diálogo. Alegó que las entrevistas personales no eran su fuerte, pero ahora, de sumo pontífice, ha demostrado lo contrario; habla en el avión papal con
los periodistas en los largos vuelos de su peregrinaje por el mundo y desparrama buen humor.
Por Orlando Cadavid Correa
Si se convocara un concurso para elegir la mejor biografía del
papa Francisco –el gran renovador de la Iglesia católica que se convirtió a partir del 13 de marzo de 2013 (día de su elección) en un referente clave en el mundo cotidiano, los más posibles ganadores serían dos periodistas de larga trayectoria: el argentino Sergio Rubin y la italiana Francesca Ambrogetti.
Autores de ‘El Jesuita’, la historia del primer papa latinoamericano llegado a Roma desde las orillas del Río de La Plata, los expertos
invirtieron pacientemente dos años en charlas con el entonces cardenal bonaerense Jorge Mario Bergoglio Sívori, en las que acopiaron información fundamental para su obra, elogiada por
expertos vaticanistas.
El binomio reconoció que no fue fácil convencer al purpurado
de entonces para que accediera al diálogo. Alegó que las entrevistas personales no eran su fuerte, pero ahora, de sumo pontífice, ha demostrado lo contrario; habla en el avión papal con
los periodistas en los largos vuelos de su peregrinaje por el mundo y desparrama buen humor.
Antes, para el libro, opuso
resistencia a hablar de sí mismo cuando sus entrevistadores procuraban mostrar
su costado más humano y su dimensión espiritual. Al final de cada sesión de
trabajo,
les preguntaba: “¿Creen que lo que dije puede resultar útil?”.
Los colegas Sergio y Francesca condensaron en 14 capítulos el
contenido de sus pláticas con este siervo del Señor que, de pibe, antes de ingresar al seminario, bailó tango y milonga. Sus favoritos han sido cuatro: Juan D’arienzo, Gardel, Julio Sosa y Ada Falcón. Tuvo una novia. Desde chico es hincha de San Lorenzo de Almagro (club al que llaman ahora el equipo del Papa). En su condición de
sacerdote, le administró los santos óleos, en su lecho de muerte, a la cantante Azucena Maizani, (su vecina en el barrio donde estaba su sede arzobispal) y salvó del “cadalso” de la dictadura de Jorge Videla a muchos sacerdotes jóvenes que la “Gestapo” gaucha tenía en la mira, por considerarlos “aliados del comunismo”.
les preguntaba: “¿Creen que lo que dije puede resultar útil?”.
Los colegas Sergio y Francesca condensaron en 14 capítulos el
contenido de sus pláticas con este siervo del Señor que, de pibe, antes de ingresar al seminario, bailó tango y milonga. Sus favoritos han sido cuatro: Juan D’arienzo, Gardel, Julio Sosa y Ada Falcón. Tuvo una novia. Desde chico es hincha de San Lorenzo de Almagro (club al que llaman ahora el equipo del Papa). En su condición de
sacerdote, le administró los santos óleos, en su lecho de muerte, a la cantante Azucena Maizani, (su vecina en el barrio donde estaba su sede arzobispal) y salvó del “cadalso” de la dictadura de Jorge Videla a muchos sacerdotes jóvenes que la “Gestapo” gaucha tenía en la mira, por considerarlos “aliados del comunismo”.
En su época de cardenal, se
transportaba sin problemas en el Metro de Buenos Aires, como cualquier
parroquiano, y entablaba amenas
charlas con los demás pasajeros del subterráneo. Su primer viaje al exterior lo hizo a Colombia, en 1970.
La biografía trae, entre otros, estos apartados que dan una idea del contenido: “La abuela Rosa y su tapado con cuello de zorro”, registro del arribo en barco de sus ancestros italianos a Buenos Aires). “Conviene que comiences a trabajar”, (consejo paterno para el futuro pontífice). “Cuando la jugaba de Tarzán”. “El desafío de salir al encuentro de la gente”. “El riesgo de degradar el mensaje religioso”. “El claroscuro de la conciencia”. “Un país que no
termina de despegar”. “Razones para confiar en el porvenir”. “Una reflexión a partir de Martín Fierro”.
charlas con los demás pasajeros del subterráneo. Su primer viaje al exterior lo hizo a Colombia, en 1970.
La biografía trae, entre otros, estos apartados que dan una idea del contenido: “La abuela Rosa y su tapado con cuello de zorro”, registro del arribo en barco de sus ancestros italianos a Buenos Aires). “Conviene que comiences a trabajar”, (consejo paterno para el futuro pontífice). “Cuando la jugaba de Tarzán”. “El desafío de salir al encuentro de la gente”. “El riesgo de degradar el mensaje religioso”. “El claroscuro de la conciencia”. “Un país que no
termina de despegar”. “Razones para confiar en el porvenir”. “Una reflexión a partir de Martín Fierro”.
El ámbito vaticano ha estado
cargado de sorpresas en los últimos veintidós meses. Fueron sorpresivas tanto
la renuncia de Benedicto XVI como la elección del papa Francisco, así como las
cargas de profundidad que el jesuita comenzó a lanzar contra los pedófilos, los
corruptos, los dilapidadores de la banca del pequeño estado y los responsables
de la paquidérmica burocracia de la iglesia, entre otros flagelos que le hacen
gran daño a la institución. Además,
despidió al jefe de > la Guardia Suiza (su escolta personal) porque maltrataba a sus subalternos.
Enemigo de la pompa y el boato, el papa Bergoglio se negó a ocupar desde el día de su elección los confortables aposentos pontificios (sólo heredó la ventana desde la que dirige sus homilías dominicales a las multitudes) y ha preferido vivir con los demás religiosos en el más sencillo y acogedor hospedaje del Vaticano. Con ellos comparte mesa en las comidas diarias, como uno más.
despidió al jefe de > la Guardia Suiza (su escolta personal) porque maltrataba a sus subalternos.
Enemigo de la pompa y el boato, el papa Bergoglio se negó a ocupar desde el día de su elección los confortables aposentos pontificios (sólo heredó la ventana desde la que dirige sus homilías dominicales a las multitudes) y ha preferido vivir con los demás religiosos en el más sencillo y acogedor hospedaje del Vaticano. Con ellos comparte mesa en las comidas diarias, como uno más.
La apostilla:
Este chascarrillo lo soltó el pontífice, en plan de broma, en
una de sus charlas con sus biógrafos: “Varios embajadores fueron a ver a Dios
para quejarse porque, a diferencia de sus naciones, había dotado a la Argentina
de tantas riquezas y el Todopoderoso les responde: “Sí, pero también les di
argentinos”… Tenemos un papa de lavar y planchar.
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