Gracias, chamo
Las cartas al Niño Jesús siempre parecen una
suerte de lista de mercado. Lo que queremos, lo que deseamos, lo que
aspiramos... Desde las primeras que elaboramos con el encabezado tradicional de
"querido Niño... este año me porté muy bien y por eso quiero que me
traigas..." y allí comenzaba la enumeración de los juguetes de moda, hasta
las místicas y un tanto más etéreas pidiendo "la paz del mundo, que se
acabe la miseria" o el, de un tiempo para acá fijo, "salir de
esto" en alusión genérica al Gobierno...
Hoy, 26 de diciembre, ya todos abrimos nuestros
paqueticos y ayer jugamos hasta el cansancio con las dádivas... Ya a estas
alturas, el Niño Jesús es sólo una referencia para el año entrante... En esta
sociedad pragmática y materialista ya cubrimos el objetivo, a otra cosa
mariposa, que el próximo sábado es 31 y tenemos que preparar esa otra rumba...
El Niño se quedó con su mamá y su papá adoptivo
en un portal de Belén y no nos acordaremos de él hasta bien entrado el año, por
allá por Semana Santa, cuando esté ya crecidito y conmemoremos su muerte en
Cruz por amor a toda la raza humana...
Por eso, hoy vamos a intentar no una lista de
mercado de peticiones, sino una misiva de agradecimiento por todo lo que somos
y tenemos en este, el mejor país del mundo...
Querido Niño Jesús:
Me asomo a la ventana y veo a mis tres príncipes
jugando con todo lo que les trajiste. Sus risas son el mejor regalo... Hay que ver
que Papá Dios es sabio y creativo, cuando inventó la felicidad, seguro que se
inspiró en la carcajada de los niños... Nada más sincero y más de verdad que
eso... Suena bonito, suena a vida... Al oírlos jugando no me cabe la menor duda
que tu Papi, que es el nuestro, te envió a este mundo para que rieras y El
contigo... Como hacemos todos padres...
No voy a hablar mucho del sufrimiento, del dolor,
del abandono, de la tristeza, de la soledad. Tú pasaste por eso y más. Viniste
a SER HUMANO y a entender nuestra naturaleza, pero básicamente tu misión fue de
VIDA y de alegría. Como esa que se asoma por mi ventana, cuando las patinetas
de mis príncipes parecieran tener las alas de los ángeles...
Y así me voy con ellos, calle arriba de la
imaginación, pensando en que todo este dolor, todo este sufrimiento, toda esta
miseria que se ve en las calles, toda esta injusticia, TODO lo que nos está
pasando, debe tener un sentido... Tal vez tenemos mucho que aprender, mucho que
trascender más allá de nuestro egoísmo, mucho dolor que reconocer en el rostro
ajeno, mucho que comprometernos con cambiar esta realidad, mucho que crecer
como país. Hay que hacer posible que esa risa de 25 de diciembre, esa alegría
del Niño Jesús, sea porque tengan un futuro viable... Y no depende de más nadie
que de nosotros. No es una tarea que podemos encomendarla a otros para después
repartir las culpas... Es aquí y ahora... Es lo que nos tocó vivir... Así vino
la mano... Pero el reto de transformarlo todo en alegría, vale la pena... Si lo
sabrás TU...
Gracias por esta realidad que
estamos obligados a cambiar... Por ellos y para ellos... los chamos como TU...
MARÍA ISABEL PÁRRAGA
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